martes, 20 de junio de 2017

Nuestro Tsunami Particular.

Hallazgos arqueológicos recientes, han descubierto que el cáncer ya existía en la prehistoria. No es una enfermedad propia de la era actual. Aunque sí es cierto, que en los últimos años los casos de cáncer han aumentado considerablemente.


En algún momento de la historia, a alguien se le ocurrió la brillante idea de inventar un medicamento para curar el cáncer. Este personaje probablemente cercano a alguna farmacéutica, encontró para ésta el chollo de la historia.

Se inventó la Quimioterapia.

Los médicos nos la venden como la única alternativa válida para combatir nuestro cáncer, aún a sabiendas de que no es ni de lejos, una panacea.

Cuando aún estamos en estado de shock, nos explican con toda tranquilidad, todos los beneficios del tratamiento, junto con los miles de millones de efectos secundarios que podemos sufrir. Son tantos, que cualquier cosa que nos ocurra siempre entra dentro de la categoría de "normal". 

Si estábamos nerviosos por recibir la noticia de que tenemos cáncer, aún nos ponemos más al conocer todas las "lindezas" que están por llegar y que sí o sí debemos pasar si deseamos curarnos.

Nos programan un número determinado de sesiones, que al final en muchos casos, suele convertirse en indeterminado. Después, nos someten a tratamientos inhumanos, durante horas interminables y nos mandan a casa a esperar resultados.

Desde el primer minuto en el que la quimio empieza a entrar en nuestro organismo, comenzamos a notar su efecto destructor. 

No deja de ser incongruente que lo que supuestamente nos cura, sea en realidad, lo que nos mata.

Nos mata con su aplicación, con sus efectos secundarios que arrasan nuestro organismo como si de un tsunami se tratara. Llevándose por delante todo aquello que encuentran a su paso, comenzando con las venas y acabando por las células, sean cancerígenas o no.

Y algún  receloso me dirá: Sí pero tú te has curado.

Cierto, a mí me ha funcionado, pero ¿a cuanta gente no y después de pasar por el calvario de la quimio a muerto igual?. ¿No se les habría podido ahorrar tanto sufrimiento?.

Soy consciente de que éste es un debate conflictivo, pero en mi opinión, en algún lugar del mundo hay personas que han encontrado otras soluciones menos agresivas y a nadie le interesa conocerlas.

Estos medicamentos que nos administran, cuestan auténticas fortunas y parece que tan sólo a unos pocos investigadores parece interesar su retirada. Estos "Quijotes" de la investigación intentan buscar otras soluciones solos, luchando contra los molinos de la financiación. Porque todo el mundo les cierra las puertas y desgraciadamente, para investigar es necesario apoyo y dinero.

A día de hoy, es lo que hay.

Y nosotros los enfermos, contra todo ello, lo único que tenemos son nuestras ganas de vivir y nuestra fortaleza para hacer frente al tsnami.



                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.


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