martes, 15 de agosto de 2017

Gracias a todos los implicados en mi recuperación.


Cuando uno está enfermo y acude al médico para que lo observe y le diga qué le ocurre, siempre espera encontrar a los mejores profesionales para que le atiendan. Desgraciadamente no siempre ocurre así. Hay ocasiones en las que sales del centro médico o del hospital tan perdido como entraste.

Cuando empecé a estar enferma el año pasado me ocurrió a mí. Acudí a mi hospital de referencia y allí el médico que había de guardia me envió de vuelta a casa, diciéndome que no tenía nada, sin hacerme ninguna prueba.

Posteriormente tuve la suerte de poder acudir al hospital de mi seguro médico privado y allí la cosa cambió.

Desde el primer momento en el que llegué, todos los profesionales sanitarios se volcaron en descubrir qué me ocurría. Y a medida que me iban haciendo pruebas y la cosa se complicaba allí estaban ellos, todo amabilidad para ayudarme.

He encontrado el mejor cuadro médico que podía tener. Médicos, enfermeras y enfermeros, celadores, etc, todos ellos han sido y son en todo momento, personas cercanas que me ayudan siempre con una sonrisa. Profesionales que nos han explicado siempre la gravedad de la situaciones y cómo han ido desarrollándose los acontecimientos.

Doy las gracias al equipo de la UCI, porque durante el tiempo que estuve allí, me hicieron más amena la estancia con sus bromas y sus sonrisas. A pesar, de que fueron momentos muy duros, ellos me los hicieron más llevaderos. Cuando te encuentras tan mal, agradeces enormemente que te traten con cariño.

Gracias al equipo de Oncoginecológia por su trabajo y su apoyo. Mi agradecimiento especial para la doctora Belén Lampaya, por su profesionalidad y su dedicación sincera, porque cuando uno trabaja en lo que le gusta lo transmite a los demás. Ella es mi Angel de la Guarda.

Gracias también al equipo de Oncología, desde Isabel en la recepción, pasando por el equipo completo de enfermería y a los doctores. En particular al doctor Pedro Salinas por su ayuda, por recibirme siempre con una sonrisa y dos besos, que parecen aliviar un poco la dura experiencia vivida. Por explicarme las cosas, los tratamientos y pasos a seguir y por darme ánimos.

Mil millones de gracias a todos, porque sin vuestro trabajo hoy yo no podría estar aquí escribiendo éstas palabras.

Gracias de nuevo a todos los profesionales del Hospital Universitario La Zarzuela de Madrid.

Os deseo que siempre seáis felices.


                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.


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