miércoles, 13 de diciembre de 2017

La CiuDaD.

Este texto lo escribí en el coche, el día 18 de octubre en medio de un atasco.


Hoy toca de nuevo venir al tratamiento. Hasta el mes de junio próximo he de seguir viniendo cada veintiún días.

Estamos entrando a Madrid, el cielo por fin ha decidido regalarnos lluvia y los accesos están colapsados. Avanzamos muy despacio, pero me encuentro tranquila, sé que llegaremos a tiempo al hospital.

Es un día gris, pero a mí me gusta, ha refrescado y ahora si parece que estamos en otoño.

Las nubes encapotan el cielo de la ciudad cubriéndolo de tonos grises y las puntas de los rascacielos rozan las nubes, como acariciando sus barrigas.

Una ciudad enorme que se despliega a ambos lados de la carretera.
Ciudad llena de vida, de gente, de coches y hoy de lluvia.

Ciudad en la que viví muchos años, en la que uno pasa inadvertido, es libre de ir y de venir. En la que siempre hay cosas que ver y qué hacer. Urbe que no duerme, que siempre permanece alerta. Que espera y te desespera. A la que puedes amar y odiar a la vez.

Esa ciudad en la que me gusta vivir y a la que prometo volver, de momento los fines de semana y después para siempre.


                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.

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