lunes, 30 de abril de 2018

El Camino Correcto.







Todos y cada uno de nosotros en un momento dado de nuestra vida, deberíamos sentarnos y pensar si vamos por el camino adecuado. Si somos felices, sin duda alguna nuestro camino será el correcto.

Pero si no lo somos, tendríamos que buscar en nuestro interior ese poder escondido que todos tenemos y ser capaces de buscar otro camino que sí nos lleve a la felicidad. Es cierto, que no es fácil ni rápido, pero al final merece la pena arriesgarse.

Existen otras ocasiones en las que como no somos capaces de tomar una decisión, porque muchas veces ni somos conscientes de que debemos tomarla, es el cuerpo el que decide por nosotros.

Entonces llega la catástrofe en forma de enfermedad y ya no hay escapatoria. Decidir cambiar entonces, se convierte en una cuestión de vida o muerte.

Ahora que todo ha pasado, que he conseguido que la enfermedad desaparezca, no quiero parecer presuntuosa. 

Pero para mí, el cáncer ha sido una experiencia tan brutal en todos los aspectos, a nivel físico, emocional y espiritual, que ha supuesto la mayor enseñanza de vida que he tenido.

Una lección a marchas forzadas, sin pausa, con miedo al principio, pero con convicción desde el principio de cual quería que fuese el final. 

Ahora que todo ha pasado, que he conseguido curarme, y aunque os pueda sonar pretencioso, os diré, que si volviera a nacer elegiría volver a pasar por la misma experiencia, por todo lo que me ha aportado y me ha enseñado.

He resurgido de mis propias cenizas y eso es algo que muy pocas personas han conseguido.

Estoy orgullosa de mí misma y de todos los que me habéis ayudado a conseguirlo.

Agradecida al cáncer y a la vida.

Os envío todo mi amor.




                                                                       Paula Cruz Gutiérrez.

martes, 24 de abril de 2018

Dónde MIs Pasos Me LLeven.


Hoy mis pasos comienzan caminar hacia otro lado. Iré donde mis pies me lleven y mi alma me aconseje.

Después de 25 ciclos oncológicos mis tratamientos se terminan.

Ahora  mis trayectos dejarán de ser de 21 días, para convertirse en lo largos o cortos que yo desee. Sin prisas, porque ya no existen plazos que cumplir.

Acaba una etapa larga de 21 meses, cuando en realidad, los médicos sólo me daban 3.

Se dice que cuando uno es consciente de lo que es y de lo que quiere y comienza a utilizar su mente como medicina, para poder recuperarse ha de empeorar antes.



Partí de una situación tan nefasta y empeoré tanto que morí. 




Decidí que para poder seguir caminando juntos, mi cuerpo debía librarse de todo aquello que nos producía dolor. Tomé la decisión de abandonarlo, con la idea de volver cuando él se hubiese desecho de todo aquello que nos contaminaba y nos impedía avanzar. Afortunadamente, sólo tardó un día en librarse de todo lo malo y el equipo médico mientras tanto decidió esperar, desconozco el motivo por el cual decidieron no desconectarme y esperar.



Y gracias a las cientos de personas en todo el mundo que pidieron al universo que me curara, que rezaron por mí, que me pusieron velas y que me hicieron reiki a distancia. 

Fue tan grande bola de energía enviada, que me levantó hacia arriba de nuevo. Quiero recordar a una pobre monja de Costa Rica que al intentar hacerme reiki se asustó, porque yo era la luz más grande y más brillante que nunca había visto y se aterró. Pero aun así, tuvo el valor de volver e intentarlo de nuevo para ayudarme.

Somos mente y energía, nunca lo olvidéis.


Y entonces una vez mi cuerpo limpio y llena de energía renovada, volví y los médicos dijeron que había resucitado. 


A mi vuelta, mi mundo había desaparecido bajo un enorme terremoto  que lo había arrasado todo.  Y desde ese punto de no retorno, sin ni tan siquiera fuerzas ni cimientos, tuve que empezar de nuevo, a hilarme una vida nueva. Ni mejor ni peor, sencillamente distinta a la que tenía. 

¿Cómo pueden pretender algunas personas, que piense y actúe como antes?.

Aquella Paula se fue para no volver y quedó bien enterrada entre los escombros del pasado.  Ahora hay otra persona que sabe bien lo que es perder y ganar, que sabe bien lo que  es esforzarse para alcanzar su meta. Que no le tiene miedo a nada ni a nadie. Que cree firmemente que si de verdad sentimos y deseamos algo, podemos conseguir todo lo que nos propongamos. No existen los ni límites ni las metas.

Al levantarme del sillón e ir a coger mi bolso después de acabar el ciclo, me ha ocurrido algo muy especial. Allí de pié en la pequeña sala donde tantas horas he pasado, de repente, me ha invadido una sensación inmensa de gratitud. Ha sido tan fuerte, que he tenido la sensación de flotar girando sobre mi propio eje. En ese momento, he recogido todo el amor que he sido capaz y se le he ofrecido en forma de agradecimiento  a la sala y a sus compañeras, todas partícipes por igual de mis tratamientos. Con todo mi amor le he dado las gracias y me he despedido de ella para siempre, porque sé, que nunca volveré a necesitarla.

A partir de ahora, tan sólo volveré al hospital a las revisiones y a saludar a esos dos grandes equipos de la UCI y de  la UCO a los que nunca seré capaz de darles suficientemente las gracias por haber confiado en mí, aun en los peores momentos.

Hoy todos me han felicitado y se han despedido de mí con besos y abrazos.

Termina un camino y comienza otro con destino... a la VIDA.

Espero que todos me acompañéis.

Un millón de besos.


                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.









miércoles, 18 de abril de 2018

Cuando Todo Sale Bien.





Quiero darle gracias a la vida por regalarme días como el del viernes y el sábado. 

El viernes la presentación de la Jornadas fue todo un éxito y la gente se fue encantada de escuchar las ponencias.

Y en sábado, la visita guiada a la bodega y la comida que realizamos resultó ser perfecta.

Sentarse a la mesa en un marco incomparable viendo por los enormes ventanales los viñedos, el pueblo y al fondo los molinos era simplemente precioso.

Comimos juntos familia, amigos y compañeros, además de otras personas que decidieron acompañarnos.

Saborear el placer del éxito, no es otra cosa que darte cuenta de que las cosas las hemos hecho bien. Ver disfrutar a los demás con algo en lo que hemos trabajado tanto es primordial.

Y si a cambio de nuestro trabajo y esfuerzo recibes amor, abrazos, besos, sonrisas y algunas lágrimas, entonces flotas en el cielo.

Pense escribir un texto para leerlo después de comer. Después llamé a mi amigo José Luis para pedirle que me acompañara con la guitarra. Cuando escribi el texto estaba convencida de que podría leerlo sin emocionarme, pero a la hora de la verdad, no puede empezar.

Os pido perdón, porque sé que a más de uno le removí por dentro, trayendo recuerdos que tantas veces hemos deseado olvidar.

Pero lo importante es que estamos juntos y que podemos apoyarnos unos en otros.

Y la vida me trajo otra sorpresa cuando un gran músico como Miguel Mayorga nos canta una canción preciosa que ha compuesto y confiesa que se ha inspirado en mis textos. Mil gracias Miguel, porque me hiciste rozar el cielo.

Atrás quedó el miedo escénico de cómo saldría, de si lo que habíamos preparado le gustaría a los demás.

El éxito no es otra cosa que esa sensación dulce que sentimos cuando las cosas nos salen bien. Atrás quedan el tiempo y el trabajo invertidos, el esfuerzo y los nervios. 

No esperéis a que la vida os traiga todo aquello que deseáis sentados en el sofá. Sin duda, algo vendrá.

Pero lo importante, seguirá ahí afuera esperando que vayáis a buscarlo. Sé, que es mucho más fácil dejarse llevar y que las cosas nos las den preparadas, pero no hay mejor sensación que la que uno siente cuando pone el alma en algo y ese algo sale bien.

Dejad de lado vuestra área de confort y salid a la calle. No pongáis como excusa el tiempo, los dolores, los prejuicios, las circunstancias. Porque todos estamos en la misma situación.

Salid a vivir la vida, es lo único que tenemos.


                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.



sábado, 14 de abril de 2018

Código de Barras.





Una mañana cualquiera te miras al espejo y notas que algo ha cambiado.

Escudriñas tu rostro para averiguar qué ha sucedido y entonces lo ves.

Sobre tu frente aparece tatuado un código de barras que indica tu fecha de caducidad.

Cierras los ojos e intentas eliminarlo con la toalla, pero sigue ahí porque ha venido para quedarse.

Entonces recuerdas que ayer te lo dijo el doctor. El tumor está muy extendido y tenemos pocas posibilidades.

Maldito doctor y maldito tumor.

Tengo que pensar cómo trazar un plan para mandar al cuerno al tumor y a las estadísticas del doctor.

Creo que ahora es el momento adecuado para echar mano de mi característica rebeldía, es la única que me puede ayudar.

No pienso abandonar a mi familia tan pronto, mis hijos no pueden quedarse sin madre aún. Los utilizaré como mi gran excusa para salir de ésta situación. 

Dos años han pasado, han sido duros, muy duros y aunque en tres ocasiones creí que no aguantaría tanto dolor, a día de hoy continúo aquí.

Al final he conseguido que se fueran al cuerno las estadísticas y el tumor.

Gracias a todos por acompañarme.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.



                                                                                               

sábado, 7 de abril de 2018

Mil Flores, Mil.


La primavera es la estación del año que más me gusta. La naturaleza despierta y con su despertar nos regala mil colores y olores. Florecen los campos y los árboles y todo se inunda de color y con ellos.


Las flores de almendro, las lilas y las mimosas, son sin duda, mis preferidas.

En compañía de esas las flores espero florecer yo, esperando que su colorido y su aroma impregnen mi interior.

Muchas personas cuando me ven, me dicen que me encuentran muy bien y que estoy muy guapa. Es cierto, mi aspecto exterior es muy bueno, a pesar de todo lo que me ha ocurrido y de todo lo que he tenido que superar. Una maratón lleno de obstáculos, todos de diferentes modelos y tamaños.

He aprendido a dar las gracias por todo lo que soy y todo lo que tengo y sobre todo, por todo lo bien que me he recuperado.

Pero una cosa es el aspecto físico y otra el interior, las secuelas que me han quedado y la gran cantidad de cosas que no puedo hacer y que probablemente nunca podré volver a realizar.

Lejos quedaron los días en los que era una persona independiente.

Que iba y venía, que conducía a mil por hora, que llevaba mil cosas entre manos y hasta me ¡vestía y duchaba sola! ¡Qué barbaridad!.

Pero muy estoy contenta, porque  la  enfermedad se ha llevado muchas cosas, pero me a traído otras. Estoy aprendiendo a hacer muchas cosas nuevas que nunca había pensado  hacer, porque nunca me lo había planteado o sencillamente, porque no lo había necesitado. 

Ahora mi vida es otra, diferente, pero no peor que la anterior y han llegado muchos cambios. Cambios positivos que han traído diversidad, nuevas ideas,  nuevos proyectos y nuevas ilusiones. 

No dejéis pasar la oportunidad de aprender cosas nuevas aunque las circunstancias sean adversas y el mundo parezca venirse abajo.



                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.




martes, 3 de abril de 2018

Una Jaula de Gruillos.

Hay temporadas en las que las energías nos abandonan y los tratamientos nos machacan. 

Temporadas en las que pasamos más tiempo inactivos e inertes en el sofá, que activos por casa.

Temporadas en las que como no somos dueños de nuestro cuerpo, la mente se adueña de todo. Y si no tenemos cuidado puede traicionarnos. Dándole demasiadas vueltas a cualquier tema y no dejándonos descansar.

Es lógico que pensemos en nuestro estado, en cómo será el futuro cercano y lejano o simplemente, cómo o cuando conseguiremos recuperarnos. Pero no es bueno, estar constantemente pensando, porque por mucho que lo hagamos no sabemos a ciencia cierta lo que nos ocurrirá mañana. 

Preocuparse de antemano, no es bueno para nuestra salud, física ni mental.

Por eso, considero importante e imprescindible, que busquemos alguna actividad que nos distraiga y nos haga olvidar esos temas a los que damos tantas vueltas. 

Distraernos es parte fundamental de nuestra terapia. Leer, escuchar música, escribir, hacer manualidades, cocinar, cualquier cosa que nos guste y nos relaje. Y nos haga olvidar.

Se trata de mantener la mente ocupada en otros asuntos que no sean nuestra enfermedad y nuestras limitaciones. Sabemos que este tema siempre va a estar ahí, pero si conseguimos olvidarnos por algún tiempo de él podremos descansar. 

En muchas ocasiones nos liamos a darle vueltas a una cosa, sin darnos cuenta que así no encontraremos la solución. En muchos casos lo único que conseguimos es preocuparnos e incluso aumentar el problema. El futuro es algo que está por llegar y que nadie a ciencia cierta sabe cómo va a ser, probablemente ocurra algo muy distinto a lo que nosotros nos imaginamos y por lo que perdemos el sueño.

Anímate a buscar algo que te haga más llevaderos esos días en los que la cabeza parece una jaula de grillos.